Un 22 de mayo de 2011, nacía este
blog en homenaje a la figura de Rita Guerrero, conmemorando el día de su
nacimiento, alimentado con su recuerdo y legado. Rita es más que una musa, su
halo de belleza dejó una estela luminosa que aún da frutos. Pinturas, poemas y
canciones surgen en su honor por un pequeño pero importante círculo de
creadores que se han visto influidos por la esencia de Rita.
Hace unos días se dio a conocer
el poemario “Nieve, agua” de Adriana Díaz Enciso, siempre hermanada con Rita.
Adriana le dedica la segunda parte de su poemario, como una catarsis por la
pérdida, una reconstrucción emocional que remite a aquel trágico 11 de marzo de
2011 que golpeó con su oleaje.
En algún lugar del aire
vehemente de campanas
te oigo reír
te veo en los destellos del sonido
Canciones nuestros regalos
era tanta la sed
de lo infinito y no sabíamos qué era el
infinito
con los ojos abiertos
lo buscábamos, abierta la voz, y los
sentidos,
(…)
Tú con voz tejías su urdimbre.
Ahí estás, invencible
brillas aún en tu eje del mundo
Es impactante recordar cómo el mundo se cimbró
aquel día. En México perdíamos a una luchadora social, una comunicadora innata,
una artista auténtica como lo demuestra su paso por las artes escénicas, el canto,
la investigación musical y la docencia. Un solo escrito no alcanzará a
sintetizar la trascendencia de Rita Guerrero, acaso el tiempo podrá demostrar
cómo esta mujer, migrante en el tiempo, deja una lluvia incisiva cada vez que
resuena su voz.
Hoy, que se conmemora el 51 aniversario de su
nacimiento, no cae en el olvido.