(...) hablamos bajo
la sombra
hablamos tierno
hablamos fresco
hablamos humildemente
hablamos sin ser maduros
porque hay lenguaje
porque el lenguaje es medicina
Porque es medicina
fuerte
luz de vida, luz que
carga
luz de brisa, luz de
rocío
eres mujer estrella
grande
mujer estrella cruz
eres mujer águila dueña
mujer tlacuache dueña
eres mujer que examina
eres mujer limpia
eres mujer que mira
hacia dentro.
María Sabina Magdalena García
nació en Río Santiago, Huautla de Jiménez (Oaxaca) el 22 de julio de 1894, hace
120 años. Falleció en la ciudad de Oaxaca el 23 de noviembre de 1985. “Fue
sepultada con siete semillas de calabaza; siete especies de botoncitos; un
vaso, una taza, un plato; agua y comida para la sed y el hambre. En el preciso
momento en que la enterraban, se mató a un gallo para que le indicara el camino
de la eternidad y se encendió un copal para anunciar al Reino de los Cielos que
un ser importante llamaría pronto a las puertas de la inmortalidad” dice sobre
su deceso Benigno Horna de la Cruz, antropólogo panameño.
La vida de María Sabina fue dura,
ya que asumir la sabiduría en un lugar marginado no fue tarea fácil. De sus
abuelos, agricultores y criadores del gusano de seda, aprendió algo de la
medicina tradicional, pero fue ella misma quien penetró en el mundo del
teonanácatl, “los niños” sagrados, la carne de Dios. Su
involucramiento con la curación y la sanación a través de los ritos chamánicos
le valieron una fama internacional que de algún modo se hizo insostenible para
Huautla de Jiménez, lugar que vio llegar hordas de visitantes sobre todo en los
años 60 y 70 con la fiebre de los hippies.
A pesar del conocimiento de la
medicina ancestral y milenaria, María Sabina vivió y murió en las condiciones
más precarias, ya que estaba convencida de que “el chamán no puede cobrar por
sanar porque no se debe comerciar con el don ni con las cosas santas”, además,
fue víctima de abusos por parte de algunos conocidos y familiares que llegaron
a quedarse con los pagos y donaciones que en agradecimiento le dejaban aquellos
a quienes curó de males que ni la medicina alópata logró remediar. Para ahondar
en experiencias de su vida, es muy recomendable la obra testimonial “La otra
vida de María Sabina” escrita por su ahijado y traductor Juan García Carrera. En la
actualidad María Apolonia (María Macedonia Martínez), hija viva de Sabina, de
edad avanzada, es quien ha continuado la tradición chamánica por herencia en
esa zona indígena mazateca.
En el rock mexicano el mejor homenaje
a María Sabina lo realizó Santa Sabina, que toma su nombre e inspiración en la
sacerdotisa de los hongos, agrupación liderada por Rita Guerrero, quienes entre
1988 y 2005 dejaron un legado de ocho discos con una creatividad sin
precedentes plena de belleza, respeto a lo sagrado y con un alto compromiso
social a través de la música. “Humo canción”, último tema de su último disco en
estudio “Espiral” (Antídoto, 2003) con letra de Alfonso Figueroa, sirvió para
cerrar un ciclo, tema dedicado a María Sabina y a María Apolonia, quien dos
años antes realizó un bautizo colectivo en Huautla de Jiménez para la
agrupación entonces conformada por Rita
Guerrero, Alfonso Figueroa, Alex Otaola, Julio Díaz y Leonel Pérez.
Humo canción, alimento del sol
La vida nunca termina
Tus pasos acarician la tierra
Eres barro, palabra, tiempo
Eres flor, mañana eres cielo.
Humo canción, alimenta el calor.
La niebla que brilla y alivia
El fuego nos mira, nos quema
Alma sabia en un cuerpo pequeño
Eres voz, mañana eres sueño.
Humo canción, alimento de amor.
Devoras distancia y tiempo
Tu voz que acaricia y duele
Tan profunda tu magia heredada
Eres sol, mañana eres fuego.
Humo canción, alimento de Dios
Tu lenguaje sonido de agua
Es la tierra y el fuego quien habla
Plenitud, sencillez transparente
Eres hoy, mañana y siempre.
¡ Enhorabuena Israel !. Estaré atento a tus publicaciones. ¡Abrazos!
ResponderEliminarWow! No sabía que Santa Sabina había sido bautizada por la María Apolonia. Qué lindo el video y la canción! gracias!
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