sábado, 10 de marzo de 2018

Séptimo aniversario luctuoso de RITA GUERRERO

¿De dónde vienen las fechas y a dónde van? 
(Elena Garro)




"Nada detuvo tu voz. Era parte de ti y era invisible.
La voz rompe diques, anula límites, es materia y es a la vez milagro hecho de aire: el cuerpo no la contiene. Es la campana del alma, entonces, tocando a la liberación.
La voz sube -la atrae el cielo-. Estremece, besa, envuelve. Encarna en otras almas, otras cosas que no son de la tierra. Inventa lenguajes y transforma todas las palabras.
Virtud humana y don divino, transfigura, nos dice que no hay fronteras, que nada separa lo mortal de lo eterno, que toda frontera es ilusoria.
La voz es un árbol. Cada emoción que nace de ella es flor y fruto. Rita: nos diste el canto. Fuiste canto y te disolviste en canto para alcanzar la eternidad.
Nada puede detenerte ahora".

- Adriana Díaz Enciso


Rita Guerrero en el Zócalo, marzo de 2003. 
Fotografía: Nasheli Baxin


Rita Guerrero
Fotografía: Fernando Aceves


Soundtrack con Rita

El día que conocí a Rita, la recuerdo tocando el Preludio y Fuga en Do Menor de Bach, como Teresa Polunder, su personaje en la obra América de Kafka. Salía recién de hacer La ópera de los tres centavos de Brecht en donde ella era Polly Peachum, composición de Kurt Weill que siempre la inspiró, junto con el cabaret de los 20s.
Rita se comunicaba a través de la música desde el lugar más universal y público, hasta el más íntimo y personal. Su papá trompetista, un hermano violinista… muchas notas desde siempre. La música le era familiar, formaba parte de su familia.
En Vox tanatos, la siguiente obra, su personaje era Berlín, una cantante, lugar que descubrió como una de las vocaciones que jamás abandonaría.
La llamaron la Nina Hagen mexicana, por la técnica más de belle canto aplicada al rock, pero ella no la había escuchado sino hasta después del mote. Fue algo que compartimos, el gusto por lo que hacía Nina combinando técnicas varias. También admirábamos a Yoko Ono y, por supuesto, a Diamanda Galas, con quien tenemos una foto que anda perdida por ahí. Chico Buarque también figuraba, Silvio Rodríguez, el disco de Ciudad de pobres corazones de Fito Páez.
Cuando decidimos hacer el grupo lo que más escuchábamos era King Crimson, también teníamos obsesión por el My life in the bush of ghosts de Robert Freep y David Byrne
Antes de ir a tocar al bar “9”, íbamos a mi casa a escuchar James Brown, Prince, Juan Gabriel, Tomas Dolby, Bauhaus, La fura dels Baus, Leibach, Klaus Nomi. Disfrutamos mucho Dead can dance, The shugar cubes, Sinead O’Connor. Muchas cosas que fueron haciendo nuestra vida con música. 
Cuando la conocí, yo estaba en la escuela y compartíamos muchos vínculos. Era una escuela en donde la especialidad era precisamente la música antigua por lo que soñábamos en repetidas ocasiones con las locuras del príncipe Gesualdo; desde ese tiempo nos obsesionaban cosas como las cantigas de Alfonso X el sabio o el Stabat Mater de Pergolesi, Palestrina, Tomas Luis de Victoria, sentíamos atracción por Vivaldi porque era místico y veneciano. También, desde ese tiempo, surgió la curiosidad por los compositores mexicanos antiguos que más tarde retomó para interpretarlos. 
Desde siempre Rita tenía una obsesión con la música de viejos tiempos.
Nunca disfrutó la ópera romántica. Su gusto era por lo antiguo, serio, parco, sin mucha peripecia, más místico. Para mi sorpresa, siempre fue más allá, al final de sus días ejecutaba con el coro de la Universidad de Claustro de sor Juana, Ensamble Galileo y El Jardín de las delicias piezas que provenían de una ardua investigación histórica, rescató algunos compositores del barroco mexicano, algunas piezas anónimas, montó obras con textos de sor Juana. Siempre en un viaje a través del tiempo y las latitudes.
Fue la música la que nos acercó al movimiento indígena de de liberación nacional con el EZLN y su base.
Me veo con ella viendo al "Proto" Zoé gritando como viles fans cuándo casi nadie los conocía
Cuentan que en el hospital en los momentos más difíciles de su lucha por la vida le pidieron que cantara y lo hizo, cantó "La llorona" para algunos amigos que, por la música, hizo en sus últimos momentos.
También recuerdo, a un año de su partida con Santa Cecilia, que nunca he estado en un funeral con tanta música.
Recordar a Rita es traer al momento música de todos los tiempos, cosas del pasado, de éste momento y las hechas por nosotros juntos, es asegurar que el teatro y la música pueden convivir y alimentarse mutuamente; es confirmar que la esencia de las personas perdura en el recuerdo en forma de colores cantos y poemas.

- Luis Alfonso Figueroa Zámano


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