sábado, 21 de mayo de 2011

Rita Guerrero y Santa Sabina

Rita Guerrero Huerta (1964-2011), el corazón de Santa Sabina, fue transgresora desde niña, cuando comenzó a hacer teatro. Al alcanzar la mayoría de edad, dejó su natal Guadalajara para integrarse al CUT de la UNAM, en la ciudad de México, donde participó en varias puestas en escena, algunas de las cuales le sirvieron para habitar en el papel de cantante. Su primera incursión real en la música fue cuando iba en segundo año de la carrera, cuando participó en La Ópera De Los Tres Centavos de Brecht.
Ligada desde entonces al arte, no podía ser en otro ámbito, donde conocería a sus futuros compañeros de grupo. Los integrantes de Santa Sabina se conocieron en 1987 por intervención de David Hevia, maestro del taller de teatro de la preparatoria, en el que participaba un grupo llamado los Psicotrópicos. Ya desde entonces eran auténticos y quizá, indirectamente, reivindicaban la magia que la naturaleza puede brindar mediante el ritual.
David Hevia, un día llamó a los músicos de los Psicotrópicos (Alfonso Figueroa, Patricio Iglesias y Pablo Valero) para que tocaran en vivo en una obra de teatro basada en la novela América, de Kafka. Más tarde montaron Vox Thanatos, donde Rita hacía el papel de una cantante y ellos le acompañaban, tiempo del que surgieron las emblemáticas “Chicles” y “Nos queremos morir”. A partir de una conexión química, nació el grupo que desde finales de 1988 sería Santa Sabina, al consolidarse la instrumentación básica, donde Jacobo Lieberman, se uniría a los teclados y Rita a la voz.
Con una concepción básica del elemento sagrado que existe en toda creación artística y musical, y como un homenaje a la sacerdotisa de los hongos, María Sabina, surge el nombre de Santa Sabina.
Se presentan por primera vez en vivo en el Salón de los Aztecas el 2 de febrero de 1989, fecha que considerarán su aniversario.
Los cambios de integrantes a lo largo de la historia del grupo, dejan claro que el concepto Santa Sabina va más allá de quienes lo conforman. Rita Guerrero y Poncho Figueroa son miembros en todas sus etapas, mientras que el resto de los músicos cambian, a Jacobo Lieberman (1988-1991) lo sustituye Juan Sebastián Lach (1991-2001) en los teclados. A Pablo Valero (1988-1995) lo sucede Alejandro Otaola (1995-2009) en las guitarras, mientras que a Patricio Iglesias (1988-1998) lo remplazará Julio Díaz (1998-2009) en la batería. En 2002, dos músicos que llevaban años acompañándolos en las giras, pasan a formar parte oficial del grupo en una nueva faceta instrumental, se trata de Leonel Pérez en el cello y teclados, y Rodrigo Garibay en clarinete y saxofón, sustituido más tarde por Aldo Max Rodríguez.
La primer aparición discográfica de Santa Sabina ocurre en 1990, en el soundtrack de la película Ciudad de ciegos, dirigida por Alberto Cortés, donde se nota ya la solidez del grupo, cinta en la que además, Rita Guerrero actúa, como lo hará un año más tarde en el cortometraje Amazona, al lado de Darío T. Pie, Roberto Sosa y Alberto Estrella.
Varios años pasarían hasta que Culebra, subsello de BMG-Ariola, respalde comercialmente el trabajo de Santa Sabina. Sería hasta 1992 cuando vio la luz el primer disco del grupo, con título homónimo, considerado como uno de los mejores del rock mexicano, presentado oficialmente en el Teatro Reforma. Las canciones que lo conforman habían sido muy tocadas en vivo, por lo que, tenían ya una forma muy clara cuando los produjo Alejandro Marcovich (Caifanes). Graban un video promocional de “Vacío”, aunque los temas radiados serán “Azul casi morado” (sin duda, la más emblemática), “Yo te ando buscando” y “No me alcanza el tiempo” Serían muy populares igualmente en el repertorio en vivo "Siente la claridad”, “Labios mojados” (texto musicalizado de Jean Paul Sartre) “Mírrota" y “Chicles”. La canción favorita de muchos es “A la orilla del sol”, primera participación lírica de la extraordinaria poeta Adriana Díaz Enciso. Del primer disco se venden más de 70,000 copias.
Ávidos de expresión musical, apenas un año y medio después, en 1994, editan “Símbolos”, el disco más oscuro, debido al tratamiento instrumental y de la temática en las letras, a cargo sobre todo de Rita y Adriana Díaz Enciso. La salida del disco, producido por Adrián Belew (guitarrista del grupo King Crimson), coincide con la incursión del EZLN en la escena política mexicana. Casualmente el disco comienza con “Nos queremos morir”, una canción que parecía reservada para ese momento. El disco se presenta en el Teatro de la Ciudad y en la radio se promueven “Miedo”, “Estando aquí no estoy” e “Insomnio”, aunque entre los seguidores del grupo, se vuelven muy populares las canciones más oscuras “Vampiro”, “Luz del mar”, “Alas negras” y “Despertar a los muertos”, ésta última imprescindible en los conciertos, cuatro temas a cargo de Adriana Díaz Enciso.
La celebración del sexto año del grupo culmina con la grabación, en el bar El Hábito, de su primer disco en vivo: “Concierto acústico”, que el grupo pretendía como un regalo a sus seguidores, donde se nota más que nunca la influencia jazz en el sonido. Esta placa de edición limitada (hoy prácticamente inconseguible), incluía dos canciones inéditas, “Aratis” y “Signo del deseo” además de repertorio de los antecesores. Con la edición de este disco, la disquera retrasa la salida del siguiente, hasta 1996: “Babel”, considerado por muchos como la obra cumbre de Santa Sabina.
“Babel” es un disco conceptual ejecutado con verdadera maestría, cuyo hilo conductor es la vida de un ser humano desde la experiencia en el vientre materno hasta la transformación luminosa después de la muerte. Casi todas las composiciones líricas se desprenden del intelecto de Adriana Díaz Enciso, aunque Rita aportará la canción que da título al disco y “Olvido”, un sentido homenaje a los pueblos indígenas de México y su condición de marginación histórica. El disco, producido por Pedro Aznar, se presentó en el Teatro Metropólitan con una exitosa puesta en escena. Las canciones promocionales serán “La garra”, “El reino perdido” y “El ángel” y entre los seguidores del grupo se aclaman particularmente “Lamento”, “El cielo” y “Los peces del viento”, ésta última, bajo la autoría del escritor y poeta Jordi Soler.
Un año después se graba, el que se pensaría, catapultaría internacionalmente a Santa Sabina: el disco desenchufado, “Unplugged”, promovido por la cadena musical MTV. Se trataba del primer grupo de rock mexicano en ser considerado para tal proyecto, sin embargo, tras la grabación del disco, el grupo decide abandonar la compañía disquera por diferencias en su concepción ética acerca de comercializar el arte musical. En ese año repetirán exitosamente una presentación en directo en el Teatro Metropólitan y se verán inmersos en las caravanas zapatistas, junto a otros músicos e intelectuales que, con ferviente ahínco respaldan el proyecto zapatista de los “olvidados”, sobre todo en Chiapas, en el caso de Santa Sabina, ofreciendo múltiples conciertos para recabar fondos a favor de la causa.
Sin compañía disquera y con baterista provisional (Pablo Lach), en 1998, se presentan con éxito tumultuoso en el Festival Internacional Cervantino de Guanajuato. Fue el tiempo en el que se dice, estuvieron más cerca que en ningún otro, de la disolución. Sin embargo continúan con nueva formación y comienzan a dar forma a su primera placa independiente, el disco más largo y cuidado al máximo en su producción: “Mar adentro en la sangre”, editado en el año 2000, con apoyo de Benny Ibarra de Llano. El grupo se da cuenta que tomó la decisión adecuada en la vía independiente cuando repletan el Teatro Metropólitan por tercera ocasión, al presentar su nuevo trabajo, convocatoria repetida y multiplicada en el Zócalo capitalino. Graban el emblemático video de “La daga”, que, al igual que el disco, es un homenaje al arte expresionista. Musicalizan dos poemas de Xavier Villaurrutia: “Soledad” y “Canción”, mientras que los sencillos radiados en la extinta Órbita-FM serían “Ojalá fuera tu voz”, “Frente al espejo”, “Algo cambia” y “Agua fiera”, temas en los que se notan nuevos matices de sonoridad a una música, ya de por sí, madura. Se trata de la maestría musical en todo su esplendor, como lo harán notorio en cada concierto de la nueva faceta, aclamados por sus seguidores en los conciertos que ofrecen lo largo y ancho del país.
En noviembre de 2001, bajo una nueva formación, Santa Sabina recibe un ritual de bautismo mazateco a cargo de María Apolonia, hija de María Sabina en Huautla de Jiménez, Oaxaca, momento especial que une a quienes hacen pervivir un nombre sagrado, en un ritual musical. Esa experiencia sería el germen de “Humo canción”, tema de Alfonso Figueroa, con el que cerraría el último disco de estudio de Santa Sabina: “Espiral”.
Con “Espiral”, en 2003, Santa Sabina se renueva, crece y crea nuevas atmósferas sonoras. Se trata del disco de estudio más cercano a la versión de ellos mismos en vivo, con grandes toques de jazz, como se nota, desde la apertura en “Incierto destino”. Las canciones forman un espiral tal cual, la primera se conecta con la última, la segunda con la penúltima y así sucesivamente hasta llegar al centro, donde se encuentran las canciones más energéticas: “En llamas”, un homenaje de Alejandro Otaola a Phillip K. Dick, y “Espiral”, una letra de Leonel Pérez que refleja la poesía de la demencia. Del disco se promueven “Plegaria” e “Invitación”, el homenaje a Charles Baudelaire. Adriana Díaz nuevamente se hace presente con “Ecos de la piel” y tanto la lírica como la voz de Rita Guerrero alcanzan su clímax en “Laberintos”.
Tras una presentación en el Teatro de la ciudad, una gira exhaustiva de “Espiral” y tres participaciones especiales (“Distante instante” en el homenaje a Rockdrigo González, “Por qué te vas” en la película “Historias del desencanto” y “1973” en la película homónima), Santa Sabina prepara su XV aniversario con un concierto especial.
El 20 de marzo de 2004, se da lugar en el Teatro Metropólitan un concierto que reúne a los seguidores de todas las etapas del grupo en una celebración donde “tiran la casa por la ventana” pues durante tres horas repasan toda su discografía respaldada por la proyección en pantalla de imágenes alusivas a la iconografía y simbolismo de las canciones. Después de una gira por varias ciudades del país, el concierto se edita en 2005 en un disco doble con DVD, nuevamente de forma independiente, para cerrar un ciclo y abrir un paréntesis en la vida del grupo.
A principios de 2006, Rita engendra a Claudio, hijo de Aldo Max, mientras continúa con sus otros proyectos: ser maestra del coro del Claustro de Sor Juana y vocalista del Ensamble Galileo, grupo que desde finales de los años 90 recupera repertorio barroco, virreinal y sefardí, con la idea renacentista de encontrar en el pasado nuevas posibilidades para el presente. Con este grupo se editan dos discos: “Todos los bienes del mundo” (2003) y “Una pieza de fuego” (2005).
A mediados de 2006 Santa Sabina tiene un reencuentro para expresar, mediante un concierto, su apoyo a la inconformidad del robo de las elecciones presidenciales. El silencio del grupo se prolonga hasta mayo de 2008, cuando participan en el Festival Vive Latino, en una presentación de corta duración pero muy emotiva para sus seguidores reunidos en el D.F. Sus últimas presentaciones oficiales serán ese mismo año en Guadalajara y Tijuana y en Hermosillo en marzo de 2009.
En septiembre de 2010 se dio a conocer públicamente que Rita se encontraba enferma de cáncer de mama, desde hacía meses. Por iniciativa de sus amigos cercanos se organizó un concierto especial para recabar fondos como apoyo económico para solventar los gastos médicos, debido a que Rita, como muchos artistas independientes, no tiene seguro alguno. “Rita en el corazón” fue un concierto doblemente emotivo: por las muestras de amor y ánimo de sus amigos y seguidores, y porque fue la última vez que se le oyó cantar de manera pública. Tras cinco horas de música ejecutada por sus amigos más cercanos, se presentan Ensamble Galileo y Santa Sabina para deleite de todos los asistentes. Cabe mencionar que es la única ocasión en la que se reunieron todos los músicos que formaron parte de Santa Sabina en sus distintas etapas, para ejecutar un repertorio especial y cerrar todos juntos en escena con “Gasto de saliva” y “Azul casi morado”.
Rita dejó la vida terrenal el 11 de marzo de 2011 pero su voz intangible y siempre brillante seguirá acompañando a quienes compartimos alguna fracción de su enorme sensibilidad. Nos queda su arte inmortal y el recuerdo de su belleza exterior, reflejo de su grandeza interna y del ser luminoso que ya es.
Hasta siempre Rita.


4 comentarios:

  1. • Larga vida para ti genial esta semblanza hecha a Santa Sabina felicidades que lindo poder leer todo esto! • no sabes como aprendi con ello

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    1. Muchas gracias por tus palabras, Emanuelle, qué bueno que llegaste al blog y conociste nueva información sobre Santa Sabina. Si te gusta el grupo, compartimos sensibilidad, ojalá sigas disfrutando de su legado.

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    2. • Si la compartimos es la música más escultural que he escuchado!! magnifica y bueno solo queda en eso porque el "tributo" ese que hacen ahora es una falta de respeto asi lo creo. Saludos y seguimos en contacto!!

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  2. Excelente nota, muchas gracias por compartir este conocimiento.

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