martes, 1 de enero de 2013

Espiral, ofrecimiento sonoro de Santa Sabina


Espiral. Las vueltas de la experiencia humana, de un círculo al otro en pasaje continuo entre los cielos y los infiernos de cada historia. El camino, y los retornos del camino. No el horizonte plano y vacío, sino el misterio oculto tras cada curva, a cada paso. Y finalmente el ascenso: subir por la espiral que atraviesa el cielo, que al dejar atrás esa soledad que es páramo e incertidumbre, llega un poco más arriba en cada círculo hasta tocar –en la soledad que es bosque, campo florido– lo que ya no se toca: la luz. La luz transmutada en oro.

Santa Sabina avanza por las órbitas infinitas de la espiral. Dibuja a cada trazo una curva abierta que, en un extremo, toca su origen y, en el otro, recrea, experimenta, inventa. El fruto de su travesía es esta Espiral, diez canciones con las que Santa Sabina (en su nueva alineación) invita al escucha a un recorrido incierto por el paisaje interno de sus propios laberintos.


- Adriana Díaz Enciso




Justo el día en que Venus entra en Tauro y la sensibilidad de las personas es más palpable, Santa Sabina presenta su nuevo material discográfico en una velada llena de energía. Espiral, símbolo de poder de los primeros pobladores de América, es también sinónimo del camino ascendente que ha recorrido Santa Sabina a lo largo de su historia. Círculos dentro de círculos, el humo que asciende y lleva las almas al descanso; los anillos del infierno que describe Dante. Espiral es el séptimo disco de Santa Sabina y sin embargo, es el inicio de otra experiencia.
El nombre de Santa Sabina inmediatamente refiere a un viaje de colores, sonidos y misterios. Integrado en 2003 por Rita Guerrero en la voz, Alfonso Figueroa en el bajo, Alejandro Otaola en la guitarra, Julio Díaz en la batería, Rodrigo Garibay en el saxofón y clarinete y Leonel Pérez en el cello, el grupo se encuentra en una fase de madurez iluminada como las lunas llenas del verano. Espiral es un viaje por diez canciones que invitan a recorrer el paisaje interno de los propios laberintos.
Santa Sabina también refiere inmediatamente a los espacios y elementos teatrales. Cada presentación es un ritual de misticismo y búsqueda, encuentro de músicos en eterna búsqueda con un público que curiosamente, en ellos encuentra destino. Las aspiraciones de la banda llegan a la concepción de una experiencia estética integral. Su búsqueda es una que intenta trascender las concepciones y expectativas clásicas de un concierto de rock. El objetivo es generar un estado de alerta dentro del sueño de una realidad paralela que sus seguidores conocen y disfrutan.
Para lograr estas aspiraciones, Espiral se convertirá más que en el nuevo disco en la próxima experiencia visual ofrecida por Santa Sabina. Video, movimiento escénico, proyección de diapositivas y un diseño de iluminación creativo y mágico son el complemento a las notas de cada instrumento, a la entrega ritual de Rita en cada movimiento y al concepto general de la banda en vivo. Espiral es un acto de rebeldía, rompe formas y juega a ser el material más anarquista pero compacto que la banda haya creado.


Ya es largo el camino recorrido desde aquel 2 de feberero de 1989, fecha en que el Salón de los aztecas daba fe del primer concierto de Santa sabina. Disco homónimo en 1992 y Símbolos, en 1994 son los primeros testamentos musicales de la banda. Producidos por Alejandro Marcovich y Adrián Belew respectivamente, estos compactos muestran con certeza que el subterráneo no está peleado con la calidad de una buena producción discográfica.
Concierto acústico en 1995 abre las puertas para que llegue Babel. Más concreto en cuanto a la propuesta temática, este disco producido por Pedro Aznar es recreado en vivo con una escenografía alucinante. Santa Sabina era ya sinónimo de una experiencia más allá de lo musical cuando se trata de una presentación en vivo. Siguió el Unplugged de 1997, material que marcaría el final de la relación entre el grupo y BMG, su compañía discográfica.
El cambio de aires ofrece a Santa Sabina como un grupo consciente de sus expectativas. Producido por ellos mismos, Mar adentro en la sangre ve la luz en el 2000 y se convierte en un éxito. Demuestra además que se puede trabajar alejado de las presiones de los grandes emporios discográficos y trascender. Es así como llega el momento de ascender por la Espiral, es el espacio donde todo comienza y termina, se regenera y rejuvenece. Espacio donde saxofones, clarinetes y violoncellos se suman a la experiencia musical de Santa Sabina.
Para Santa Sabina siempre ha sido importante la utilización de espacios teatrales en la presentación de sus discos. Los elementos poéticos, teatrales y visuales que son una constante en el desarrollo de su obra complementan el lenguaje musical. El grupo aspira a crear una experiencia estética integral, que rebase las expectativas comúnmente asociadas con la música y los conciertos de rock, y por esto nos preocupamos por presentar nuestro trabajo también en circuitos culturales.
El nombre del nuevo disco es Espiral, y cuanto suceda en el escenario contribuirá a recrear este concepto en los espectadores. El espectáculo inicia con la pieza “Sin aliento”, en la que nos preguntamos qué tan a menudo pensamos en la muerte. A partir de ahí, y a través de la interpretación de las otras canciones que reflejan distintos estados anímicos, nos confrontaremos con muchas otras preguntas que surgen cotidianamente en la existencia humana, ascendiendo así por la espiral de esa experiencia que atraviesa momentos de caos, soledad e incertidumbre, pero que llega sin embargo un poco más arriba en cada círculo, hasta pasar a un plano donde la plenitud es una forma de respuesta y culminar con un retorno al elemento sagrado en “Humo canción”, dedicada a la memoria de María Sabina, de quien tomamos nuestro nombre.


SANTA SABINA


 

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